La muchacha sorda es oyente, que pregunta a los viejos señores
ánima piadosa, bah! su cintura sorda qué beldad!
la fiebre de los truenos entusisma su discurso suave contra la sutileza
se confirma orgullosa, por el sueño - consolándose
o aburrida juega otro juego
su quietud disfruta este ondulante desconocimiento - sin efervescencia
oscuridad que cae en la mesa de hierro, oh, sí! me gusta mucho el placer!
cuando se estremece
cuando encuentra el trágico desagüe de la moda
coquetea con la burla y el fracaso de la forma
pero no.. no es pueril despedirse y quedarse
es el solitario vacío clavado en el corazón
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